Marburgo, la pandemia que nos espera, después del Omicron.
LA NUEVA POLÍTICA/ Trinidad Cachua
El pasado 7 agosto del 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS), presento ya un informe sobre el virus “Marburgo”, mencionando lo siguiente:
La enfermedad por el virus de Marburgo (EVM), anteriormente denominada fiebre hemorrágica de Marburgo, es grave y, a menudo, mortal.
Este virus causa una “fiebre hemorrágica” vírica de gravedad en el ser humano. La tasa media de letalidad de la enfermedad oscila en torno al 50%. Durante los últimos brotes, estas tasas han oscilado entre el 24% y el 88% en función de la cepa vírica y del tratamiento de los casos.
La rehidratación y la administración rápida de tratamiento sintomático mejoran la supervivencia. “No se ha demostrado la eficacia de ningún tratamiento para neutralizar este virus”, si bien se están desarrollando varios tratamientos inmunológicos, farmacológicos y con hemoderivados.
Se considera que el huésped natural del virus de Marburgo es el murciélago de la fruta (Rousettus aegyptiacus, familia Pteropodidae). “El virus se transmite de estos murciélagos al ser humano y se propaga entre estos directamente”.
La participación de la población es fundamental para controlar los brotes. Hasta aquí la primera parte de lo que dice la OMS sobre este virus apenas hace 5 meses, y nuevamente salen a relucir “los murciélagos”, recuerdas el inicio del COVID-19.
La OMS también menciona que la letalidad de la enfermedad por el virus de Marburgo (EVM), que causa el virus que lleva este nombre, es de hasta el 88%, pero podría ser mucho menor si se atendiera debidamente a los pacientes. La EVM se identificó por vez primera en 1967 tras registrarse simultáneamente brotes en Marburgo y Frankfurt (Alemania) y en Belgrado (Serbia).
Aunque los virus de Marburgo y del Ébola son virus distintos, ambos pertenecen a la familia Filoviridae y ocasionan enfermedades con características clínicas similares. Ambas son raras, pero las tasas de letalidad de sus brotes pueden ser elevadas.
Dos grandes brotes que ocurrieron simultáneamente en Marburgo y Frankfurt (Alemania) y en Belgrado (Serbia) en 1967 permitieron identificar la enfermedad por vez primera. Estos brotes se asociaron al trabajo en laboratorios con monos verdes africanos (Cercopithecus aethiops) importados de Uganda.
Posteriormente, se han notificado brotes y casos esporádicos en Angola, Kenya, la República Democrática del Congo, Sudáfrica (en una persona que había viajado recientemente a Zimbabwe) y Uganda. En 2008 se notificaron dos casos independientes en viajeros que habían visitado una cueva habitada por colonias de murciélagos Rousettus en Uganda.
Sobre su transmisión la OMS señala esto:
Inicialmente, la infección humana por EVM se debe a la estancia prolongada en minas o cuevas habitadas por colonias de murciélagos Rousettus.
La transmisión entre personas ocurre por contacto directo de la piel lesionada o las mucosas con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas, así como con superficies y materiales contaminados con dichos líquidos, como ropa personal o de cama.
Se han descrito casos de transmisión al personal sanitario que atiende a pacientes con EVM presunta o confirmada, a través del contacto estrecho sin las debidas precauciones de control de las infecciones. El contagio a través de materiales para inyección contaminados o de pinchazos con agujas se asocia a una mayor gravedad de la enfermedad, a un agravamiento más rápido y, posiblemente, a una mayor tasa de letalidad.
También se puede dar esta transmisión en las ceremonias funerarias en que los dolientes tienen contacto directo con el cuerpo del difunto.
La infectividad persiste mientras haya virus en la sangre.
Esto lo dice la organización encargada de la salud a nivel mundial, una entidad ajena a teorías conspiratorias, se supone que es lo mas serio en esta materia y de total credibilidad, por lo menos así lo ven la gran cantidad de seres humanos que “no se atreven a investigar con profundidad” los verdaderos temas relevantes de la vida, y la salud hoy en día más que en el pasado, es un asunto prioritario.
Finalmente te presento lo que la OMS dice sobre las vacunas para enfrentar este virus:
Por el momento, no se han autorizado tratamientos ni vacunas para luchar contra la EVM. No obstante, la terapia de apoyo mediante rehidratación oral o intravenosa y el tratamiento de determinados síntomas mejoran la supervivencia.
También se podría probar el uso compasivo o mediante acceso ampliado como terapia para la EVM de algunos “anticuerpos monoclonales en desarrollo” y ciertos antivíricos que se han utilizado en estudios clínicos para tratar el ébola, como el remdesivir y el favipiravir.
En mayo de 2020, la Agencia Europea de Medicamentos concedió una autorización de comercialización a las vacunas Zabdeno (Ad26.ZEBOV) y Mvabea (MVA-BN-Filo) contra la EVM.
Esta última contiene un virus denominado Vaccinia Ankara Bavarian Nordic que se ha modificado para que exprese proteínas del virus del Ebola-Zaire y de otros tres virus del mismo grupo (familia Filoviridae). Aunque esta vacuna podría proteger contra la EVM, “todavía no se ha demostrado su eficacia en ensayos clínicos”.
Ante lo anterior mi comentario de conclusión es que simplemente estemos atentos a lo que venga, el final de las pandemias probablemente sea hasta que se genere el cambio total de la economía mundial, así que se vienen 5 difíciles años por adelante, y si me equivoco, que ojalá sea así, bueno pues simplemente considérate ya informado sobre el virus Marburgo.