Tren Maya, despotismo y corrupción.
LA ESTOCADA/ Jerónimo Gurrola
Gran pifia cometieron los mexicanos (muchos ya arrepentidos) que en 2018 creyeron en la honestidad y cantos de sirena de los candidatos de la 4T. Mucha razón tenían cuando estos decían que no eran iguales que los políticos del pasado. Eran peores. Eso demuestran los decretos del Presidente Andrés Manuel López Obrador, al considerar de interés público y seguridad nacional, los proyectos emblemáticos de su administración.
Las obras consideradas así en el Diario Oficial de la Federación son, el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y la Refinería Dos Bocas, con el argumento de “agilizar trámites burocráticos para que no se detengan las obras”. El Tren recorrerá 1500 kilómetros por cinco estados de la república y atravesará la Selva Maya, parte del mayor bosque tropical húmedo de Mesoamérica.
Dicha obra inició “a la brava”, sin más proyecto que el cálculo político que se hizo en su cabeza el presidente, sin contar con Manifestación de Impacto Ambiental de la SEMARNAT. Ya de por sí México ocupa uno de los primeros lugares en deforestación a nivel mundial, y a esto se suma la destrucción de 2 mil 500 hectáreas de selvas húmedas y secas que representan 8 millones 736 mil árboles, la gran reserva de agua que provocará un daño irreversible en el complejo sistema de cenotes y ríos subterráneos, entre muchos otros daños ecológicos.
Inevitablemente generará ruido, contaminación, extracción de recursos pétreos, etcétera, dañando ecosistemas que dan refugio a jaguares, ocelotes, tapires, monos, cocodrilos, manatíes, loros, guacamayas y una enorme cantidad de especies de animales que necesitan grandes territorios para desplazarse y alimentarse.
A finales de mayo pasado un juez ordenó la suspensión definitiva de las obras en el tramo 5 del Tren Maya por la falta de permisos ambientales y el daño irreversible a la ecología. “Si bien la sociedad está interesada en el desarrollo de las vías de comunicación, de igual manera lo está en que se desarrolle sin la afectación al medio ambiente y con base en la normativa que se prevee en el derecho mexicano”, resolvió.
Sin embargo, sin importar la decisión de tribunales, catedráticos de la UNAM, reconocidos ambientalistas y ex ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como José Ramón Cossío, quienes coinciden en que el decreto es inconstitucional, por carecer de una debida y suficiente motivación, ayer martes 19 de julio, en su mañanera, López Obrador declaró olímpicamente, que él, “la Constitución se la pasa por el arco del triunfo” y que el Tren Maya se hace porque él dice, a pesar de los amparos.
“Ya se decidió que es un asunto de seguridad nacional y que no por intereses de corruptos y pseudoambientalistas vamos a detener una obra que es en beneficio del pueblo”, con la supervisión de la Secretaría de Gobernación y Seguridad pública de la federación. El respeto a la ley, comience por el Rey.
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