
Señales de vida
EDITORIAL/ Plaza Independencia

Para nadie es un secreto que el PRI vive uno de los peores momentos de su historia. De ser el Partido hegemónico en México, ha venido perdiendo fuerza. Incluso para muchos quedó completamente “desahuciado” tras el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, al mismo tiempo debemos reconocer que la actitud y consistencia que demostró la bancada legislativa priísta, este pasado fin de semana, es el presagio de que el Revolucionario Institucional pretende salir -una vez más- de terapia intensiva. Tal y como ocurrió al finalizar el sexenio del panista Vicente Fox.
Sólo los creadores del Sistema Político Mexicano pueden pararse al borde del “precipicio” y tener la calma y desde luego los arrestos para renacer de sus propias cenizas. Cuando en el año 2000, perdieron por primera vez la Presidencia de República, las derrotas consecutivas de Madrazo y Labastida, nos los amilanaron.
Los agoreros del “sepelio tricolor” -entre los que me incluyo- nos quedamos atónitos cuando en el 2012 de la mano de Enrique Peña Nieto, el PRI resurgió y demostró tener la capacidad suficiente para imponerse no sólo a su tradicional partido opositor panista, sino a su propia vertiente ideológica, incubada ya en muchos sectores con el nombre de “morena”, por “el eterno suspirante” López Obrador.
Desgraciadamente para el PRI y para los priístas, el de Peña Nieto se convirtió en “el Sexenio de Hidalgo”. El sexenio de la mayor corrupción en México. Al grado de que Peña y su pandilla, tuvieron la necesidad de “pactar”, precisamente con “el eterno suspirante” y así tener siempre un eficaz control de daños a la mano.
Por todo ello la postura del dirigente Rafael Moreno “Alito” -que fue una parte fundamental para que la oposición echara abajo la reforma eléctrica de López Obrador- no sólo pegó como “patada de mula” en Palacio Nacional. Al mismo tiempo “encendió las alarmas” en Madrid o en cualquier otra ciudad del mundo, en la que se encuentre Peña Nieto. Mientras Lozoya siga en la cárcel todo es posible.
Lo cierto es que a la vista de Alito hay una buena parte de la clase media y “de nuevos pobres” en México, que le quiere cobrar -de inmediato- la factura, al personaje que habita Palacio Nacional.
Si lo del domingo no fue una “llamarada de petate”, denlo por un hecho el PRI irá por ellos.
Los priistas se pueden dar “el lujo” de tener por cuarta ocasión -en su historia- un “candidato presidencial patito” en el 2024 o navegar en “aguas tibias” de una hipotética coalición y renacer en el 2030.