San Juan con mucho Rio
EN LO PÚBLICO/ Manuel Sánchez
Las lluvias no cesan, son precisamente los municipios de Querétaro, San Juan del Rio y Tequisquiapan los que recienten los mayores daños, es parte de la época sin duda.
Lo atípico es la cantidad de lluvia que ha caído sobre todo el estado y en particular en estos tres municipios.
Aquí lo que obliga al análisis es que es lo que sigue, desde luego que obliga a pensar y repensar la implementación de políticas públicas aplicadas de manera correcta.
Primero que se atienda lo urgente.
Administrar lo que se requiera, para que en un futuro se evite lo más posible, la gran cantidad de daños que se han ocasionado.
Daños a las personas, pérdidas totales y parciales de viviendas, enseres electrodomésticos, documentos, vehículos, calles, edificios, desde luego daños psicológicos y morales, al ver que todo o gran parte del patrimonio se ha perdido, sin olvidar la zozobra de ¿qué es lo que sigue?
Si se podrán seguir habitando las casas, si se tienen que reconstruir y seguir pensando en que cada año pudiera ser lo mismo. Causa sin duda un gran estrés, pensar en tu familia y tus bienes, en que no te puedes mudar de casa porque no tienes ningún otro lugar a donde ir, pensar que el esfuerzo de muchos años para tener un patrimonio de repente se ve desvanecido desde luego e insisto causa un daño -no solo material- psicológico.
¿Existe responsabilidad? Desde luego que existe responsabilidad. Le corresponde al municipio asumirla. Es a éste a quien le toca la planeación estratégica.
Le obliga a llevar a cabo un análisis profundo de que es lo que autoriza. Verificar con pulcritud, cuando otorga permisos y licencias, que se cumplan con todos los lineamientos, que los cambios de uso de suelo se otorguen no a discrecionalidad, ni atendiendo a intereses puramente comerciales. Eso no es ir en contra del desarrollo del municipio, al contrario. Es ir en favor de los intereses de la gente. Si de esa gente que hoy sufre por las inmensas pérdidas de su patrimonio.
Permitir la construcción de desarrollos habitacionales, en lugares que no tienen esa vocación es defraudar al pueblo. No obligar a los constructores a cumplir con la normatividad, por un lado, y por otro no obligarlos a llevar a cabo obras de infraestructura adecuadas en conjunto con la propia administración (vialidades, drenajes, drenes pluviales, áreas de mitigación etc.) trae como consecuencia lo que hoy estamos viviendo.
Esa implementación de políticas públicas adecuadas sirve no solo para mitigar los daños que se han ocasionado, sino para prevenir que en un futuro se sigan ocasionando.
Respetar a la naturaleza y a las leyes, esa es toda la ciencia.
No es complicado y si es una obligación. Ahora que inicia la presente administración se tiene que enfrentar a la reconstrucción de los daños, gastos no previstos que tienen que ser re direccionados de otras partidas.
No es a través de la entrega de despensas estufas o refrigeradores como se va a solucionar el problema. Es ahora, con la construcción, rehabilitación y adecuación de drenes pluviales. La realidad, se antoja tantito más que imposible la reubicación de miles de familias.
Llegó el momento. Ni un cambio de uso de suelo más, sin que se atiendan los postulados de ley. Pensando primero que nada en las familias y su patrimonio.
Esto no tiene que ver con colores o partidos, las contiendas ya quedaron atrás. Aunque parezca tarde aún estamos a tiempo de analizar y ejecutar aquello que nos beneficie. Hay una gran responsabilidad por parte de las administraciones pero también por parte nuestra.
“Deje Usted correr la savia juvenil de las Generaciones nuevas. Ella purificara, ella dará vigor, ella salvara a la patria”
Emiliano Zapata