Movilización de AMLO ya no es contundente, pero capaz de imponerse en 2024.
SIEMPRE AGUERRIDA/ Ana Lilia Aguirre
Entre opiniones divididas como ha sido la tendencia en este sexenio, la revocación de mandato llegó y se fue. Con más pena que gloria.
Después de una jornada electoral con algunos incidentes menores ésta concluyó, declarando el INE que votaron 17.7 % de Mexicanos. Es decir un aproximado de 16.5 millones de votos, de los cuales aproximadamente 280 mil fueron nulos, 1 millón en contra del presidente y 15 a favor de que continúe López Obrador.
Resultados en los que cada quien quiso ver un triunfo en ellos, y claro cada grupo llevó “agua a su molino”. Por una parte el presidente recompone el panorama a su favor estableciendo que tiene más votos que en 2006, olvidando que hoy a diferencia de ese año, operó desde Palacio Nacional, con todo el aparato gubernamental, que desde las gubernaturas que ostenta su partido se reforzó la indebida promoción de voto y la movilización.
Claro que debe compararse con la elección de 2006, porque no puede comparar los 15 millones de votos logrados a su favor contra los 37.1 millones de votos que era la meta para hacer vinculante la consulta. La realidad es que queda lejos, muy lejos de su cometido.
Lo anterior nos lleva a las siguientes reflexiones:
La diferencia en votos en esta consulta respecto de la elección del año 2018, cuando el López Obrador asumió el cargo, puede deberse a las siguientes tres situaciones.
La primera es pensar que la figura presidencial se desdibuja, y pierde popularidad, dado que le faltan la mitad de los votos “obtenidos” en 2018. La segunda, que la población cansada de lo que suponía “los peores gobiernos” -emanados de la llegada de una ola de jóvenes políticos avariciosos- pues en 2018 optó por el voto de castigo.
O bien esa diferencia de votos puede deberse a una tercera situación o teoría que podría sonar razonable.
En el 2018 se dió una “operación del sistema”, la cual a efecto de despresurizar la presión social -por el enfado hacia la clase gobernante en turno- optó por encausar el voto hacia el candidato de izquierda radical, que era el de Morena.
Recordemos que, apenas si habían dado las 8 de la noche del 01 de julio de 2018, y todos los candidatos presidenciales en conjunto con sus partidos, desde sus respectivos búnkers, salieron a reconocer el triunfo de Lopez Obrador, solo quienes ocuparon los grandes cargos podrían responder. Lo cierto es que en la elección de 2018 y en está de revocación de mandato el Presidente no ha podido sostener esa votación de 30 millones.
¿Dónde habrán quedado esos votos? ¿Porqué a pesar de ejercer los recursos públicos en programas sociales AMLO no ha logrado sostener esa votación de 2018?.
Muchas interrogantes que se deberán tomar en cuenta para 2024.
Lo que si está claro es que el ejercicio de revocación de mandato le deja muy precisado a la oposición, la capacidad de movilización del Presidente. Si bien ya no es contundente, cierto es que 15 millones de votos no son nada despreciables. Algo que sin duda deben tomar en cuenta PRI, PAN y PRD y revalorar para el 2024.
Si la oposición quiere tener oportunidad de ganar deberá “aglutinarse” sin colores, sin partidos. Pero deberá ser con un candidato o candidata, con una visión de estadista, que mire un México hacia el futuro, pensando en la calidad de vida de todos -así incluyente- todos los Mexicanos, todos los sectores, sin divisiones entre “chairos” y “fifis”, “conservadores” y “liberales”, al final todos somos Mexicanos.