LX legislatura, en deuda con los Queretanos.
LA ESTOCADA/ Jerónimo Gurrola
El pasado 16 de agosto, la LX Legislatura de Querétaro, en el histórico Teatro de la República rindió su primer informe de actividades, a 11 meses de entrar en gestión. Ahí los legisladores le informaron al pueblo, que no se enteró porque nunca fue invitado, en voz de Antonio Zapata Guerrero, presidente de la Mesa Directiva, dijo que la prioridad durante el primer año fue construir el andamiaje jurídico que exige la sociedad queretana, en constante evolución.
El diputado panista Zapata Guerrero, conciente del despotismo cometido y como para convencerse a sí mismo, destacó como uno de sus principales logros, la defensa de la llamada ‘Ley de Aguas’ por los grupos legislativos de Acción Nacional y Querétaro Independiente.
Defendió esta ley como una de las más importantes, asegurando que con ello se garantiza el servicio de agua potable para las próximas décadas, a pesar de que en su calidad de representante popular, aunque se comprometió, nunca intervino (cuando menos, no para ayudar) ante el gobierno y la CEA, para resolver el tema de la falta de este vital líquido para los campesinos de Cadereyta, a pesar de ser un derecho humano.
Señaló además, la reforma al Código Penal del estado, que incluye la policía de proximidad, y sanciones más severas contra quienes agreden a las mujeres. ¿Pero, cuál andamiaje jurídico y cuál evolución? Previo al informe, hablaron los representantes de los partidos políticos que conforman la Legislatura para dar su postura y hacer su propia evaluación del trabajo realizado en este período.
El primero fue el representante de los partidos Querétaro Independiente (QI) y del Partido Acción Nacional (PAN), Manuel Pozo Cabrera, quien dijo: “El rostro de la persona manifiesta una dignidad única, insustituible e imborrable, que permanecerá como un reclamo de justicia ante la conciencia de los demás. Justicia y conciencia que dan sentido, talante y dimensión moral a la convivencia social y al quehacer político, y que son el origen y fundamento de todo derecho cuyo servicio deber estar el Estado y la sociedad”.
Del PRI, Graciela Juárez Montes, leyó, “un dialogo plural, constante y permanente, con sus posibles divergencias, pero eso sí, que no impida que la civilidad prevalezca para lograr coincidencias(…) trabajo legislativo con seriedad y con un verdadero compromiso, porque todos, todos somos Querétaro”.
Christian Orihuela, de Morena, expresó: “El trabajo de mis compañeros y el mío propio es y será siempre estar cercano a todos los sectores de la población, como lo demuestra nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, estar cerca a los pobres. En su discurso se refirió a la corcholata (como les llamó López Obrador a sus preferidos para sucederlo), de Claudia Sheinbaum, de quen dijo, viene realizando desde hace años, una de las labores más importantes y difíciles del país, y que es gobernador la CDMX”.
Y del PAN, Verónica Galicia Castañón, a nombre del partido en el poder en el estado, con mayoría en el Congreso, tuvo la puntada, sin decir cómo, ni mucho menos poner algún ejemplo, de sostener que desde el Congreso se trabaja para combatir la pobreza y dar respuesta a la confianza que con su voto les dio la ciudadanía. Y entre ese dar resultados se encuentra, dijo, “respaldar, a través de posturas críticas y objetivas, para así generar acciones a favor de todo lo que beneficie a los queretanos”.
Estos discursos huecos, previamente “planchados”, demagógicos, de excesivos consensos y respeto, cuidando hasta los gestos para no verse mal ante el jefe, explican por qué tiene mucha razón el pueblo en rechazar a los políticos, en especial a los diputados de todos los partidos. Pocos los conocen, a pocos les importa lo que digan, propongan y acuerden, al final saben que no tienen voz propia, ni están para defender a la ciudadanía.
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