Los medios de desinformación
CAMBIO VERDADERO/ Rosy Hurtado
Era el 23 de mayo de 2012, el programa Tercer grado de Televisa, los periodistas Denise Maerker, Carlos Marín, Carlos Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva, Joaquín López Dóriga, Leopoldo Gómez y Víctor Trujillo; invitado el candidato a la presidencia de la república Enrique Peña Nieto quien ya entonces arrastraba un oscuro pasado de corrupción e ineptitud en su carrera política.
El programa transcurrió con “respetuosos” cuestionamientos por parte de los periodistas, quienes, dicho sea de paso, en términos generales nunca perdieron la respetuosa cordura hacia el candidato, en ningún momento lo increparon, ni lo interrumpieron abruptamente, ni dibujaron en sus rostros alguna sonrisa burlona o alguna expresión de molestia o enfado por la falta de respuestas concretas y debidamente sustentadas.
Peña Nieto, por su parte, nunca se sintió incómodo pues sabía que estaba en uno de sus bastiones.
Con semblante tranquilo respondía cada pregunta al puro estilo de sus antecesores priistas con el clásico discurso mareador de palabras rebuscadas para contestar sin contestar.
Dos semanas después, para ser exactos el 06 de junio, mismo programa, mismos periodistas además de Adela Micha; el “invitado” el también candidato a la presidencia Andrés Manuel López Obrador.
Aquello fue, de principio a fin, un ataque sin tregua contra el candidato por parte de todos los periodistas ahí presentes, unos más, otros menos, pero todos atacando.
El programa se caracterizó por los cuestionamientos donde los periodistas cambiaban palabras de declaraciones hechas por López Obrador con la finalidad de sacar de contexto dichas declaraciones, hubo constantes interrupciones al candidato, en diversos momentos se pueden apreciar irónicas y burlonas sonrisas de varios de los periodistas que luego se transformaban en gestos que denotaban un evidente rechazo hacia el candidato, sus ideales y su movimiento.
Al final López Obrador salió bien librado de aquella batalla, supo mantener la calma y manejar las constantes interrupciones y las evidentes expresiones de ataque y rechazo.
Durante la campaña de 2018, los periodistas del programa Tercer grado continuaron en la misma línea al recibir a los candidatos: a Meade lo alabaron, a Anaya apenas lo cuestionaron y a López Obrador, una vez más, lo atacaron.
Lo anterior viene a colación porque desde entonces y hasta la fecha algunos de los periodistas mencionados y otros de distintos medios de información han seguido en la misma línea: atacar a López Obrador y a su gobierno de manera sistemática.
Estoy convencida que la libertad de expresión y el libre ejercicio del periodismo son fundamentales en una democracia y que deben estar garantizados en todo momento, pero también estoy convencida que el trabajo periodístico debe tener sus cimientos en principios como la veracidad, la imparcialidad y la objetividad.
Tristemente se pueden ver que muchos medios de información no honran estos principios periodísticos, por lo tanto realmente son medios de desinformación, los cuales han existido siempre, solo que por muchos años se dedicaron a manipular la información en favor de los que estaban en el poder negociando a cambio jugosas dádivas.
Lo grave es que esta conducta no se da solo en los periodistas o en medios reconocidos a nivel nacional sino que esta forma de hacer periodismo con dolo, con línea, con evidentes colores partidistas y anteponiendo los intereses particulares al interés público se replica en varios periodistas y medios locales.
Nos toca, como ciudadanos, ser analíticos, críticos y reflexivos para verificar la veracidad y las fuentes de la información que recibimos y participar de manera activa de las decisiones y acciones de nuestro municipio, estado y país, reconociendo y señalando aciertos y errores de manera consiente, honesta y constructiva, porque el cambio verdadero lo hacemos todas y todos.