La revocación de mandato y el arte de burlar la ley.
SIEMPRE AGUERRIDA/ Ana Lilia Aguirre
En estos días, hemos escuchado un sin número de ocasiones, comentarios relacionados con el ejercicio de revocación de mandato. Un ejercicio desde el inicio plagado de inconsistencias jurídicas, desde las acusaciones de falta de aprovisionamiento económico para su realización, hasta la acusación de inactividad y resistencia del INE para llevarlo acabo.
Después ya en estos últimos días, se vino el escándalo del “decretazo presidencial”, emitido para permitir que a los servidores públicos pudieran promocionar dicho ejercicio. Decreto que emite inadecuadamente el ejecutivo federal, intentando con ello, no cumplir la ley y emitir una interpretación a modo y a su favor, del concepto de “Propaganda Gubernamental”, violentando con ello el principio de legalidad y certeza jurídica.
A todas luces no es su función interpretar la ley, sin embargo contra todo y violando la norma constitucional -que juro guardar y respetar- emite el decreto, para permitir que los servidores públicos, quienes son contratados para realizar funciones específicas, distraigan su tiempo en actividades para las cuales las leyes no los ha facultado, y que además al realizar promoción de una actividad electoral violentan la ley, al inmiscuirse en un proceso electoral siendo autoridades..
Entiéndase que por su jerarquía y calidad de autoridad pueden, los servidores públicos, viciar la decisión del ciudadano que participará en el proceso. El voto que debe ser libre, en conceniencia ya no se dará con esa característica de libertad.
Si lo anterior de dar pie a que el voto no se emita libremente le parece preocupante, más preocupante debe ser el hecho de que el jefe del ejecutivo, emita un “decretazo” para tratar de burlar la ley y manejar la constitución y las leyes secundarias a su antojo.
Pero hay que decirlo fuerte. De permitirse esta actitud al Presidente y no sancionarse, se estará mandando el mensaje de la inexistencia del principio de legalidad y certeza jurídica, constituido como un derecho humano, que nos permite -a usted y a mí- saber que la autoridad nos debe aplicar la ley vigente, principio que acota una posible actitud de autoritarismo del gobernante en nuestra contra y en contra de cualquier ciudadano.
Si para algo de menor trascendencia, como la revocación de mandato, que todos sabemos que nada cambiará, que el presidente seguirá gobernando -esperemos que solo hasta 2024-, se llegó al grado de generar un “decretazo” para no respetar la ley, y permitir a los servidores públicos promocionar la revocación de mandato, ni imaginar que sería capaz de hacer el ejecutivo federal, para situaciones más serias como una ampliación de mandato, o una reelección, o una imposición de algún otro gobernante.
Violentar el principio de certeza jurídica no nos conviene, ni a usted, ni a mí, ni a nadie, es tanto como permitirle a la autoridad, que le aplique la ley que se le pegue su gana. Eso sería violentar el estado de derecho que impide se aplique la ley del más fuerte, y que comencemos como en la antigüedad de aplicar la ley del Talión: “ojo por ojo y diente por diente…”
Por todo lo anterior . Medite pues, piense bien, si quiere seguirle el juego al presidente, y a su personal y conveniente “revocación”.
Del uso de los aviones de las fuerzas armadas para transportar a militantes de MORENA a los mítines y promociones políticas diré que, mancha la imagen que tenía cuando en mi niñez, ese gran ejército mexicano ayudaba en mi querido estado de Guerrero en los desastres naturales.
Inconcebible.