
La calle de Guerrero
LOTERIA / Arturo Hernández

El juego de relojes fatigados
lo lúdico
de un enjambre de latidos
y un manojo de humedades
en el tuétano
de la tarde.
La procesión de neumáticos
cimbra sus nervios
en las pálidas cicatrices
intermoleculares de granito.
El predicamento de la euforia
que despierta vestido de sol
y se cobija de luna.
La apuesta de los exorcismos
desgrana zumbidos
sobre las retinas del viento
en la lúbrica teoría del guiño.
Horas de pasos frenéticos
en el sudor de la alegría.
La cúpula de la parroquia en el horizonte
nítida como el sueño de un espejo
en la nostalgia intensa y seductora
de los espectros.
Paredes anidadas de polvo
donde se recarga el tiempo
se rotula el desvelo
y escurre el rubor de un graffiti.
La oficina de correos
dónde el destino inicia su peregrinaje
con la mochila de letras
revestidas en la piel del lenguaje.