
La añoranza del Partido Único.
EDITORIAL/ Plaza Independencia

La autollamada “cuarta transformación” pretende celebrar en grande -y quizás antes del 1 de Enero del 2023- el derrocamiento total del Instituto Nacional Electoral (INE). Lo que supondría la derrota democrática más importante de la que tengamos memoria los mexicanos.
Una vez erosionada una parte de la “oposición” -entiéndase el PRI de Alito y lo que queda del PRD- la bancada de MORENA y de “aliados reforzados” saben ya que “caminos andar” y que “timbres tocar” para asestar la estocada mortal al árbitro electoral.
Así lo reconoció este fin de semana, el aún Presidente Consejero Nacional del INE Lorenzo Córdoba, quien de una manera simple y breve pero a la vez alarmante, explicó que en los próximos meses se podría echar al cesto de la basura, 30 años de lucha democrática en este país.
Una lucha que permitió no sólo la conquista del poder, por parte del tradicional partido opositor derechista en México Acción Nacional en el año 2000; sino que además avaló el retorno del “Nuevo PRI” en el 2012 -con todo lo que ello significaba y significa, hasta el día de hoy- y que derivó en la irrupción del poder de MORENA y el “Viejo PRI”, en el 2018.
Esta breve descripción debería ser suficiente motivo para que no sólo la oposición, sino el propio oficialismo, reconocieran abiertamente que “los problemas democráticos” de México y los Mexicanos, se ubican en la periferia del árbitro electoral y no dentro de él.
Hasta ahora todos los grupos de poder en el tablero político mexicano, han ganado y en consecuencia han tenido que reconocer sus respectivas derrotas.
Pero, evidentemente, La añoranza del Partido Único, del “Viejo PRI” está hoy más viva que nunca. A pesar de que sea precisamente éste el sexenio con los peores resultados de los últimos 30 años.
Amigas y amigos.
Estamos justo en este momento, todos los mexicanos (lo sepamos o no) parados en uno de los vórtices más delicados de nuestra historia. Conociendo plenamente nuestra idiosincrasia, el partido en el poder, pretende aprovechar el Mundial de Futbol de Qatar , -cómo distractor- no sólo para ganar una elección, como ya lo habíamos visto antes.
Nada de eso, ¿qué va?
Ahora la apuesta es infinitamente mayor y delicada. El personaje que habita Palacio Nacional va -en una más, de sus trasnochadas apuestas- (desde que es Presidente) por “las orejas y el rabo” del INE, para poder avanzar un presunto “proyecto de nación” que sólo habita en su mente.