En la UAQ, la educación está en riesgo.
LA ESTOCADA/ Jerónimo Gurrola
Muy interesante reflexión hace la comunidad estudiantil de la máxima Casa de Estudios del Estado de Querétaro: “La UAQ nos hizo compañeros, pero el paro nos hizo hermanos” en el paro que mantienen en la universidad desde el pasado 30 de septiembre, por haber interpuesto denuncias por violencia de género, un feminicidio y amenazas contra estudiantes.
Exigen a la rectora, Dra. Teresa García Gasca, mejores condiciones para estudiar, que garantice espacios libres de violencia sexual, sicológica, verbal y física, y que se emitan disculpas públicas por la negligencia, revictimización, encubrimiento, impunidad, persecución académica e ineficiencia en casos reportados en la Unidad de Atención de Violencia de Género (UAVIG), organismo creado en 2018 en la institución para atender problemas de violencia de genero.
Según información del portal, ZonaDocs, proyecto de periodismo documental y de investigación independiente, el cinco de septiembre el estudiante de psicología de la UAQ, Luis Fernando asesinó en el centro histórico de la capital a la estudiante, menor de edad, Valentina Vázquez, situación que conmocionó a la comunidad universitaria, motivando la realización de un memorial en la explanada de rectoría.
Amenazas a una estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales por parte de su ex pareja, otro estudiante de la misma facultad por lo que la UAVIG acordó como medida precautoria que ella tomara clases en línea y cambiada de turno como medida cautelar de parte de la UAQ, situación que no impidió que el presunto agresor continuara buscando acercarse a la denunciante, además de poco más de 300 denuncias por violencia de género al interior de la universidad, el 18 por ciento han sido contra estudiantes de preparatoria, es decir contra menores de edad.
Los paristas son fundamentalmente mujeres, algunas vestidas con ropa totalmente negra, capuchas que no permiten ver sus rasgos, lentes oscuros como las feministas del llamado “Bloque Negro” que abrían el paso de las marchas feministas, que exigen a las autoridades, como voto de confianza, la renuncia de cuatro académicos y administrativos: Gonzalo Martínez García, abogado general de la UAQ, Fernando Rocha Mier, coordinador de la Escuela de Bachilleres plantel Concá.
Juan Joel Mosqueda Gualito, profesor de la Facultad de Ciencias Naturales y coordinador de una vacuna contra el Covid-19, Alejandro Ramírez Reséndiz, contralor, acusados por negligencia, hostigamiento, abuso de poder, agresiones sexuales y persecución académica.
Según el INEGI, Querétaro la entidad que mayor número de mujeres, 208 mil 552 reportó haber vivido al menos un episodio de violencia en el ámbito escolar, 219 mil 590 reportaron incidentes de violencia física, y 213 mil 552 de violencia sexual a lo largo de su vida, seguido por Colima y la Ciudad de México, y mucha razón tienen quienes protestan para exigir solución a sus muy justa demanda de respeto, sin embargo, tampoco deben olvidar que como siempre, en este mundo tan revuelto y de intereses políticos, no faltan quienes para llevar agua a su molino, crean conflictos para lograr intereses personales y la UAQ, de las mejores universidades del país y con importante influencia en la sociedad queretana, no es la excepción, sin importar afectar la educación y proyectos de investigación de los estudiantes.
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