El gobierno morenista denigra a las Fuerzas Armadas.
LA ESTOCADA/ Jerónimo Gurrola
Allá por 2011, cuando Andrés Manuel López Obrador era candidato a la presidencia de la república y se ponía como meta desmovilizar a las fuerzas armadas en seis meses, decía:
“Tenemos que ir sacando al ejército de las calles, el ejército no está preparado para esta función, su encargo es defender la soberanía nacional y no debe de seguirse exponiendo, es una institución que debemos de cuidar todos, no socavarlo”.
Y tenía razón, según el artículo primero de las Fuerzas Armadas de México, éstas tienen como misión, defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación; garantizar la seguridad interior; auxiliar a la población civil en casos de necesidades públicas; realizar acciones cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país; y en caso de desastre prestar ayuda para el mantenimiento del orden, auxilio de las personas y sus bienes, y la reconstrucción de las zonas afectadas.
Sin embargo, desde que López Obrador asumió el gobierno, olvidó sus reclamos y promesas. Todos sus proyectos insignia han recaído en la ingeniería militar: la construcción del Aeropuerto de Santa Lucía, los más de 1500 kilómetros del Tren Maya, las 1,600 sucursales del Banco del Bienestar y alrededor de 266 cuarteles de la Guardia Nacional.
No conforme con el enorme poder entregado a las fuerzas castrenses, el 10 de febrero, en las instalaciones del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, en Zumpango, Estado de México, el presidente anunció la creación de la empresa “Olmeca, Maya, Mexica”, a cargo de las fuerzas armadas, para administrar importantes obras el aeropuerto de Tulum, el de Chetumal y el de Palenque, y según dijo, con la mayor parte de las utilidades de esa compañía se apuntalarán las finanzas para el pago de pensiones a militares.
Y como respondiendo a las interrogantes que se hacen los mexicanos, sobre el rol que desempeñan las Fuerzas Armadas en el gobierno morenista, argumentó: “en la pasada elección muchos votaron por nosotros y eso nos da respaldo”, y siguió:
“Todo lo que se está construyendo es con presupuesto público; queremos que las fuerzas armadas custodien el patrimonio de todos los mexicanos, que se defienda lo que es del pueblo”.
¿No confía entonces en los empresarios y organismos públicos?
Mientras las tareas de las fuerzas armadas aumentan en la construcción y administración de las grandes obras, distribución de vacunas anticovid, en desastres naturales, edificación de hospitales, escuelas, carreteras, puentes y hasta misiones como rescatar al Presidente de Bolivia Evo Morales, los grupos criminales ganan terreno.
El presidente olvida que la misión principal del ejército es la de atender la independencia y la soberanía del país. ¿Qué pasará cuando en estricto apego de la ley se les regrese a los cuarteles?
jerogurrola@yahoo.com.mx
@jgurrolag1