Acueducto II, negocio y olvido
Por Jerónimo Gurrola Grave
Dirigente Estatal del Movimiento Antorchista en Querétaro
Nadie duda que el proyecto Acueducto II, fue la obra más importante de la administración del exgobernador panista Francisco Garrido Patrón, con la que se trasladó el agua desde el semidesierto, en el municipio de Cadereyta de Montes, evitando la sobreexplotación de los acuíferos del valle de Querétaro, para que se recarguen, y con relativo bajo costo para casi un millón de queretanos de la capital y su zona metropolitana.
Técnica, económica, ecológica y socialmente fue un excelente proyecto de 123 kilometros de longitud realizado con participación de los gobiernos federal, estatal y de la iniciativa privada. Según la Comisión Estatal de Aguas (CEA), el objetivo fue atajar de raíz las necesidades de la capital de Querétaro, suspendiendo la operación de 40 de los 83 pozos existentes y permitiendo su recuperación en beneficio de las generaciones por venir.
Explica también que el agua proviene de los manantiales “El Infiernillo”, ubicados a cuatro kilómetros aguas abajo del Río Moctezumas, con recorrido de 108 kilómetros del territorio del estado, cruzando las cuencas del Río Pánuco y del Lerma-Chapala, con una capacidad de producción de 1,500 litros por segundo, venciendo una altura de 1.200 metros desde la presa derivadora hasta la planta potabilizadora.
Hasta aquí todo está bien. Como en el antiguo juego del “tomatodo”, todos ganan, también las compañías constructoras y las industrias. Pero lo que no se dice es que para traer el agua desde ese lugar enclavado en la comunidad de Maconí, en los límites con el estado de Hidalgo, a cambio de autorizar los derechos de paso y permitir afectaciones a la flora y la fauna, como siempre pasa, a las comunidades se les hicieron muchas promesas de obras de infraestructura, que hasta hoy no se han cumplido: drenaje pluvial y sanitario en la cabecera de maconí, mejoramiento de caminos de los pueblos, y obvio, llevarles agua a sus casas, que a casi 18 años de distancia sólo la ven pasar por enormes tuberías.
Después de muchos intentos por su cuenta y acompañados de algunos liderazgos, sin logrardo, ya organizados en el Movimiento Antorchista, se han realizado infinidad de mesas de trabajo con funcionarios titulares de la CEA, por cierto, con mucho respeto y atingencia, lográndose acuerdos importantes que si bien en algunos casos no son los mejores para los campesinos por tener que abandonar sus propiedades por el dificil acceso, sí resuelven su sueño y principal necesidad: contar con agua en esa zona contradictoriamente, rica por contar con importantes minas de plata y cobre con capital extranjero, al mismo tiempo avara para los cientos de familias que viven de un bajo salario, y sin contar con siquiera agua potable, sobreviviendo con agua que transportan en garrafones, y largos recorridos en burro.
Los acuerdos consisten en la reubicación de 243 familias de las comunidades: El Huizache, La Blanca, Las Joyas, La Luz, El Torno, Tierras Coloradas, Cerro Colorado y El Hortelano, por su elevado costo y dificil acceso para la introducción de la red de agua; la conclusión del proyecto, Taxidhó-Deconí, parado desde hace seis años, con un presupuesto de 81 millones de pesos de la
federación (CDI) y el estado, en beneficio de las cominidades: La Veracruz, Nuevo San Joaquín, Rancho Nuevo, La Honda, Los Lirios, Los Martínez, El Timbre, La Mohonera, Santo Tomás y Divisadero, entre algunos otras; el proyecto para abastecer de agua a las comunidades, El Suspiro, El Limón y El Pacífico, en la delegación El Doctor; un disparo directo del Acueducto II para abastecer a cientos de familias de la cabecera municipal que durante el período de estiaje carecen de este vital líquido, y el mejoramiento del sistema de agua en Cadereyta para suministrar este servicio a las familias del barrio, Boxasní.
Claro, no ha sido fácil. Para lograr estos acuerdos plasmados en varias minutas después de cientos de reuniones, fue necesario que los campesinos de estas comunidades se apostaran en las instalaciones del Acueducto II exigiendo el cumplimiento de los acuerdos de hace 18 años, y esperan que a diferencia de las anteriores ocasiones sí se materialicen, pues, no se ven muchas ganas a las autoridades que deciden, al parecer, dejando embarcados a los funcionarios de la CEA, que de
muy buena fe y con sensibilidad estamparon sus firmas. Y todo como siempre, por razones políticas, así se ve. Pero los campesinos, más despiertos y bien organizados, a pesar de las maniobras, esta vez no se doblarán, ¡dicen!
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@jgurrolag1